Se sorprendió, Carlos Palacios, cuando a los 27 minutos del segundo tiempo, el cuerpo técnico de Boca pidió el cambio ofensivo en busca de la victoria ante Rosario Central y en el tablero apareció su número para dejar la cancha en lugar de Alan Velasco. El chileno, molesto por la decisión, se acercó al banco de suplentes con visible enojo y tuvo un cruce con Claudio Úbeda: con una mirada cargada de bronca dejó en claro el fastidio que le provocó la sustitución.

La sorpresa rápidamente se transformó en fastidio. Palacios miró incrédulo hacia el banco de suplentes y, mientras caminaba lentamente hacia allí, gesticuló con enojo. Su bronca era evidente: sentía que aún tenía para dar dentro de la cancha y que la decisión del técnico lo dejaba expuesto en un momento clave del partido.

Al llegar al banco, el delantero no pudo disimular su malestar y tuvo un breve cruce con Claudio Úbeda. No hubo palabras altisonantes, pero sí una mirada cargada de reproche, una especie de diálogo silencioso que dejó claro lo que pensaba. Con ese gesto, Palacios expresó todo lo que las cámaras alcanzaron a registrar: la incomodidad por un cambio que no esperaba y que lo sacó de un partido que Boca buscaba ganar a toda costa.

En los 73 minutos que estuvo en cancha, Palacios no tuvo un buen rendimiento. Sólo por momentos se mostró peligroso en algunas jugadas y combinaciones con Paredes, pero no había hecho un gran partido como para enojarse por su salida. Un gesto que, sin dudas, no suma.