Qué deben hacer Los Pumas para conseguir una victoria ante los Springboks, el mejor seleccionado de la historia del rugby

Qué deben hacer Los Pumas para conseguir una victoria ante los Springboks, el mejor seleccionado de la historia del rugby

Los Pumas tendrán en Durban la máxima exigencia que puede tener un seleccionado. Porque los Springboks no sólo son los bicampeones del mundo, defensores del título en el Rugby Championship y, además, el equipo que viene de darle una paliza nada menos que a los All Blacks en su propia casa.

En la historia del rugby hay seleccionados que marcaron una época. Y todos ellos tienen argumentos lógicos como para ser considerado el mejor de todos los tiempos. En el podio, hasta la llegada de los tiempos actuales, había que ubicar a aquellos All Blacks que coronaron cuatro años perfectos en el Mundial de 2015 dirigidos desde afuera por Steve Hansen y desde adentro por Richie McCaw; a los mismos neozelandeses pero de 1995 y 1996 liderados por Sean Fitzpatrick que cargaron con la derrota de la final del Mundial de Sudáfrica aunque en 1996 vencieron a los propios Springboks en una serie enorme; y al Gales de los 70, aquel conjunto de Gareth Edwards pleno de talento que se adjudicó tres Grand Slams (1971, 1976 y 1978) del viejo Cinco Naciones.

Sin embargo esta versión sudafricana que es una precuela de aquella que se coronó en 2023 en el Mundial de Francia y que extendió su dominio en 2024 no sólo superó a la de 1997 y 1998 cuyo capitán era Gary Teichmann y alcanzó el récord de 17 triunfos consecutivos en test matches rompiendo una marca neozelandesa de la década del 60 y ganando además el Tres Naciones de 1998. Estos Springboks son el mejor seleccionado de la historia.

Podrían enumerarse decenas de razones para avalar esa afirmación. Pero Sudáfrica, dirigida por Rassie Erasmus -fue el técnico campeón del mundo en 2019 y desde su rol de director de Rugby de su país resultó la pieza clave para que los Springboks dirigidos por Jacques Nienaber se consagraran en 2023-, un entrenador vanguardista, visionario y con coraje para hacer cosas distintas con sus equipos, llegó a la cima absoluta por su innovación. Aunque lo importante y lo que lo hace diferente a Sudáfrica es que pese a cambiar no perdió las bases del rugby de su país y tiene una identidad clara.

Estos Springboks son los mejores porque se mantienen sólidos en las formaciones (su scrum y su maul son una usina permanente de penales a favor), defienden fortísimo como siempre y cuentan con un indudable espíritu de ataque. Y son los mejores porque se animan a jugar distinto. En el último Mundial, por ejemplo, hicieron un juego muy conservador, de mucha patada (el “kicking game” que origina un desorden absoluto en el que se sienten muy cómodos) y mucha presión. Y son los mejores por su gran posesión, porque se animan a jugar y, fundamentalmente, porque también combinan todas esas virtudes con el plus de ser una nación de rugby como pocas en el mundo.

Indudablemente hay excelentes individualidades en Sudáfrica también. Pero con aquellos riesgos que toma Erasmus es difícil elegir a su figura en cada partido. “No hay mejor elogio para un equipo que no encontrarle figuras”, se dice en el rugby. Y eso es Sudáfrica hoy.

Más allá de las estadísticas que arroje el Rugby Championship y que marcan que los sudafricanos tienen una superioridad manifiesta en diferentes rubros en los que lucen una mayor y mejor efectividad, contundencia y capacidad física o en los números en los que Los Pumas lucen mejor haciendo referencia a la defensa -sus banderas son una extraordinaria tercera línea y el centro de la cancha- y la precisión de sus pateadores, hay aspectos varios para considerar antes de aventurar qué puede ocurrir en los dos partidos (el de Durban y el de Twickenham, en el que se “vendió” la localía) que se vienen para el seleccionado argentino.

¿Qué deberán hacer Los Pumas para conseguir una victoria sumamente difícil pero jamás imposible? En primer lugar tendrán que hacer lo más difícil de conseguir ante un pack de forwards tan poderoso como el sudafricano: lograr pelotas rápidas. Argentina las necesita porque propone un rugby de una velocidad y una intensidad en ataque “world class” o a la altura de los mejores del mundo. Victor Matfield, el sudafricano campeón mundial en 2007 y uno de los mejores segunda líneas de todos los tiempos, dijo que “Los Pumas tienen el mejor ataque del mundo”. No es errada su afirmación.

Para aprovechar las características de Tomás Albornoz, Santiago Carreras y Gonzalo García, que juegan cómodos en esa velocidad e intensidad, hay que lograr esas pelotas rápidas y, para hacerlo, hay que ganar el contacto. Pero ahí está el eje de la cuestión porque conseguirlo ante un adversario de un poderío físico tan imponente es tremendamente complicado.

El último punto clave será contrarrestar el juego aéreo de los Springboks que propondrán “100 mil millones” de pelotas de ese tipo y aunque Argentina tiene con qué ganarlas ese aspecto será fundamental para la obtención, que es clave en el rugby de siempre.

Hoy lo mejor que tienen Los Pumas es la intensidad de su ataque. Con García tan encima de la pelota, tan valiente y con tanto ritmo, y con jugadores como Albornoz, Santiago y Mateo Carreras y Chocobares que se mueven a un ritmo muy alto, cerca de los defensores y bancándose el contacto y que si atacan pueden llegar al try porque tienen piernas para hacerlo, hay que aprovechar esa virtud.

Un punto a resolver por Felipe Contepomi es el de apertura. En horas se conocerá su decisión. ¿Mantendrá a Carreras en el puesto o le dará la responsabilidad a Albornoz, el titular que se perdió los dos partidos ante los Wallabies por una lesión? El tucumano debería ir de arranque porque hoy es el mejor 10 de Los Pumas. ¿Por qué? Porque está más acostumbrado al puesto, porque es la posición en la que jugó toda su vida y porque es un jugador que está acostumbrado al rugby que propone el entrenador. Albornoz siempre fue un apertura que se movió en una forma anárquica e intuitiva y que se acostumbró de grande a jugar estratégicamente. Entonces a lo que él tiene de natural, a lo que mamó desde chico -jugar en el desorden- le sumó la estrategia. Y la propuesta de Contepomi tiene mucho de ambas cosas aunque predominan más la intensidad y el desorden. También esto lo hace bien el cordobés Carreras pero no está tan acostumbrado a decidir en ese caos como lo hace Albornoz quien, además, piensa bien y cuando le toca ejecutar también cumple.

Es cierto que en los últimos dos tests a Carreras le quedó muy bien el “disfraz” de Albornoz. Volvió a ser eficaz a los palos y volvió a jugarles en la cara a los defensores con una tranquilidad que lo costaba conseguir. Por eso a Contepomi le resultó muy difícil elegir entre quien lo hace espontáneamente y quien se puso el traje y le quedó bien.

Argentina buscará ganarle por quinta vez a los Springboks en el Rugby Championship. El único triunfo como visitante fue el 37-25 de 2015 con los históricos Pumas del 65 en la tribuna… de Durban. También aquí hay que elegir creer.