Si este sábado 88 mil socios van a elegir al próximo líder político del club, el domingo 85 mil hinchas emitirán su voto (y en una altísima proporción de confianza) para un líder futbolístico que hace 15 meses fue elegido por unanimidad y aún en medio de la crisis mantiene un consenso mayoritario: Marcelo Gallardo.
Si bien nadie en el mundo River lo exime de la mayor responsabilidad en este lío, a la vez son minoría los que no quieren a la estatua en el banco de suplentes para el futuro inmediato. Arquitecto de un proyecto que demandó una inversión que se agigantó todavía más en proporción a los magros resultados obtenidos, el Muñeco está transitando los días más difíciles de sus más de diez años como entrenador del club en el que se ganó la eternidad. Una eternidad afectiva pero que, al parecer por las críticas que recibió en las últimas horas, para algunos no debería tener su correlato en el puesto que ocupa.
Son los menos, a juzgar por el paneo que hizo Olé entre un grupo de hinchas famosos que sirve como un primer indicador para medir la temperatura ambiente en medio de este “momento de mierda que no es para cualquiera”, según la cruda definición del director técnico más mencionado en las últimas horas en el mundo del fútbol, y no precisamente por sus conquistas.
River Plate –
Un duro año para Gallardo: Las caídas que marcaron el 2025 de River
El Millonario volvió a decepcionar en un partido clave, esos en los que debía dar la talla, y en Olé repasamos los mazazos que sufrió el equipo del Muñeco. @nicolaroccanarvaez
Algo infrecuente en su trayectoria, el Muñeco llega a fin de año repleto de cuestionamientos. Por la catarata de eliminaciones que acumuló su River. Por la pérdida que arroja el balance de rendimiento de las incorporaciones. Y acaso lo más importante, por no haberle podido dar a los últimos equipos que construyó el ADN que caracterizó a todos los anteriores.
Quinto en su zona, por el momento en zona de Repechaje en la Libertadores, con una impensada racha negativa en su estadio, al River de Gallardo que se caracteriza por contener la menor medida de su ADN le toca afrontar un durísimo partido contra sí mismo y contra la impaciencia de los hinchas en un Monumental caliente que se vislumbra como un cabildo abierto en el que cada futbolista recibirá el veredicto de la tribuna en el que si no se revierte la tendencia podría ser el anticipado último partido en el Liberti en el 2025.
Allí el entrenador, en cambio, corroborará el respaldo de la gente que sigue creyendo en él y de la que no tanto pero que confía en que Gallardo volverá a ser Gallardo al igual que en materia política River volvió a ser River.
Esa elección, al menos, el Muñeco la tiene ganada.
Marcelo Gallardo –
“No hemos estado a la altura”
Marcelo Gallardo en conferencia de prensa tras la eliminación de River en la Copa Argentina.
Las opiniones de los famosos, ex jugadores e hinchas
Atilio Costa Febre (relator) – La salida es con Gallardo
No sé exactamente por qué River llegó a este momento y creo que solamente lo puede saber Gallardo. Es el máximo responsable y si él nos metió en este presente futbolístico opaco y triste también tiene que ser quien vuelva a poner a River en lo más alto.
Gallardo tiene que seguir siendo el técnico de River porque es el mejor de todos los tiempos en el club y el único que puede sacar al equipo de esta situación, porque no ha perdido sus conocimientos y ya superó instancias similares.
Tampoco creo que haya que cambiar la política de incorporaciones, porque cuando trajo a Borré, De la Cruz y Juanfer no los conocía nadie y ya todos sabemos cómo rindieron. Aunque me parece que el año que viene el club tendría que apostar más por los chicos de Inferiores y traer tres o cuatro refuerzos de jerarquía para renovar una parte del plantel.
Carlos Morete (ex jugador de River) – El problema no es el Muñeco
El problema futbolístico de River no pasa por Gallardo ni por el bajo nivel de los jugadores, más allá de que el técnico fue quien eligió los refuerzos: el déficit de juego que tiene el equipo se debe a la falta de dos volantes que sean cracks en la distribución de la pelota y en la toma de decisiones.
El gran error de River fue haber comprado muchos refuerzos, y caros, que no mejoraron el funcionamiento colectivo sino que lo desordenaron aún más. No hacen la diferencia.
Boca, que venía mandándose mil macanas en la compras, fue la contracara: trajo a Paredes y él solo mejoró el nivel de la mayoría de sus compañeros. River tiene que apuntar a eso en el próximo mercado, a traer dos volantes que sean fenómenos para que distribuyan el juego, porque cuando el mediocampo funciona mal termina perjudicando a los defensores y a los volantes. La clave del fútbol pasa por ahí.
Nacho Goano (periodista) – No puede tener otro año igual
Hay una delgada línea que separa la determinación acerca de qué se hizo mal y qué es lo que salió mal. En mi opinión, las incorporaciones no estuvieron mal hechas, el tema es que no rindieron. ¿O acaso antes de sumarlos alguno podía discutir a Pezzella, Martínez Quarta, Acuña, Castaño, Galarza, Portillo o Salas? La fatalidad es que ninguno rindió como debía al mismo tiempo.
El mayor problema es que no hay una identificación del equipo con la gente, que era una cuestión prioritaria para el Muñeco. Y por eso considero que el año ya es malo, incluso si se lograra salir campeón o entrar en la Libertadores.
Históricamente Gallardo siempre hizo su balance en diciembre y ahí evalúa si le da para seguir para el año siguiente. Pero más allá de eso, yo creo que debe seguir siendo técnico de River, por supuesto.
No puede tener otro año igual a este ni tampoco haberse olvidado de todo lo que hizo y es. Todo lo que podía salir mal, salió mal al mismo tiempo. Pero creo fervientemente que Gallardo puede dar vuelta la situación, solo que el equipo tiene que darse cuenta de que eso es posible.
Guillermo Lobo (periodista) – Hay que respetar los rangos
River llegó a este momento porque el fútbol es la dinámica de lo impensado y no solo una gran inversión te asegura resultados, si no el PSG tendría que haber ganado todo.
Comparado con la gloriosa etapa del Muñeco, la vara está muy alta. Se piensa que es normal lo que se ganó, pero no es normal. Lo normal es el sacrificio, el trabajo y el fracaso. Esto nos tiene que llamar a la realidad: ¿cómo va a ser un fracaso?
El fútbol es un estado de ánimo. De este momento se sale con lo que hizo grande a River: actitud, trabajo, honestidad y fidelidad a un estilo de juego. No hay otra forma. Hay un cimiento importantísimo que es la riqueza institucional de River. Pico, pala y sudor.
Todos pueden tener una cuota de responsabilidad, en especial los jugadores, pero después el porcentaje depende de la mirada. Para mí, River tiene una dirigencia histórica, sólida y que ha seguido una línea, por eso se pudieron invertir los millones que se invirtieron.
Puede haber chiflidos, reprobaciones, pero a Gallardo no se le puede discutir nada. Hay que ser agradecidos y respetar los rangos. Tiene un cheque y sabrá usarlo.
Carlos Monti (periodista) – Hay que tener memoria
Gallardo tiene que seguir, más allá de lo que pase, porque hay que tener memoria. River atraviesa esta crisis porque tiene individualidades pero no equipo. Tiene buenos jugadores pero que no hacen la diferencia. Por eso en el próximo mercado hay que cambiar y traer tres jugadores de un nivel altísimo en vez de seis o siete de relleno y darle continuidad a chicos como Jaime y Subiabre. Siempre con Gallardo, el técnico para River.
Guillermo “Pelado” López (conductor de TV) – Prefiero lo suyo
Prefiero un trabajo serio como el que está haciendo Gallardo para esperar que todo se acomode y volvamos a competir al nivel en el que debe estar el club, más allá de que no se le estén dando los resultados. En eso, lógicamente, tiene una cuota de responsabilidad, pero también hay que mirar a los que salen a jugar: es evidente que los refuerzos (porque se cambió todo un equipo) no estuvieron a la altura. Quizás ahí haya que ajustar.
Andrés Burgo (periodista) – Gallardo, pero con revisión
Gallardo debe comenzar (y comenzará) como técnico de River en 2026 aun en el peor escenario: aunque pierda el clasico, River no clasifique a la Copa y Boca salga campeón.
Si el Muñeco no resiste una tormenta (prolongada, eso sí, y de la que es el principal responsable), ¿qué le quedaría para su sucesor?: a la segunda derrota ya estaría bajo sospecha.
En un contexto en el que River ya lleva varios años en los que está más aplaudiendo obras que festejando títulos (y más o menos la disimula porque a Boca le va mal, algo recíproco), Gallardo tendrá que hacer una revisión de por qué también al menos por ahora dejó de ser el técnico que supo ser: el fútbol es muy dinámico y un entrenador (o un jugador) que no avanza es un profesional que se estanca.
Con el pasado no alcanza. A fines del año pasado pidió una pretemporada. En verdad ya tuvo dos, en verano y en invierno, y no le alcanzó para armar un buen River. Pero Gallardo se ganó más oportunidades y, aun en el peor escenario (que también puede mutar a uno muy bueno en lo poco que resta de 2025), se sostendrá para el año que viene.
Turco Allub (ex rugbier) – Espero al Muñeco 2026
Conociendo a Gallardo de estos años, creo que solo daría un paso al costado si no gana nada ni se clasifica a la Libertadores del año que viene. Está claro que será complicado salir campeones de acá a fin de año porque el Clausura no va a ser fácil y el equipo ya demostró que le cuesta en las instancias de platyoffs, pero al menos confío en que llegue a la Copa por la tabla anual. Y con eso, en un River 2026 con el Muñeco.
Lo que es cierto es que hay jugadores históricos que ya no están rindiendo por distintas cuestiones y que los refuerzos no rindieron como debían. Y a partir de eso hubo un círculo vicioso, que incluyó falta de confianza, porque los rivales le saben jugar. Si eso no se revierte, Gallardo va a ir perdiendo la mística y el respeto. Pero esperemos que no suceda.
No es cuestión de caerle 100% a Gallardo, aunque sí de marcar que después de tanto tiempo el desgaste se empezó a sentir. Y también no olvidar que el dinero que ingresó por la venta de jugadores, él lo gastó en refuerzos que no rindieron, como los de Talleres o Castaño, jugadores caros que no se adaptaron, para que eso no se repita.
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