Llamó la atención el valor de la cláusula de rescisión que River le colocó a Juan Bautista Dadín, el delantero goleador de la Reserva que formó parte del plantel que jugó el Mundial de Clubes de Estados Unidos. El juvenil firmó su contrato con un valor de 100 millones de euros, que puede ascender a los 120 millones de la misma moneda si vienen a buscarlo en los últimos 10 días del mercado. Pero en las entrañas de Udaondo y Figueroa Alcorta hubo razones que motivaron a esa determinación.
A partir de lo sucedido con Franco Mastantuono, River tomó la decisión de modificar el piso de las cláusulas de rescisión en la firma de los primeros contratos de sus joyas de las Inferiores y poner bien alto el piso para intentar darle mayor durabilidad al tiempo de los jugadores juveniles en la Primera División del club y que no se vayan tan rápido como paso con el chico de Azul, que se irá al Real Madrid en agosto cuando cumpla la mayoría de edad y con Claudio Diablito Echeverri, que dejó Núñez con 18 años a fin de 2024.
En los 100 millones de Dadín, entonces, hay un mensaje preventivo: si algún club europeo lo pretende, deberá desembolsar una fortuna. Y si no, tendrán que sentarse a negociar con River. En definitiva, si se lo mira desde el punto de vista que parece imposible que algún club europeo pague esa fortuna, es como si no tuviese una cláusula y una futuro transferencia se realice por los carriles de la negociación entre clubes.
Aunque la salida de Mastantuono a cambio de los 45 millones de euros de su cláusula pudo haber sido una especie de alerta, está claro que la situación de Dadín tiene ciertos rasgos excepcionales. No obstante, este nuevo estándar de rescisiones (122% mayor a la de la de Mastan) está enmarcado en un contexto más amplio. Incluso, River ya venía pensando en elevar los montos.
Y si no pudo hacerlo con Ian Subiabre y Agustín Ruberto, otros dos jóvenes que prometen, fue porque ya se habían firmado con cláusulas de 30 millones de euros y luego es difícil elevarlas, dado que generalmente los representantes de los futbolistas no quieren hacerlo para que una posible venta al fútbol europeo no se demore.
A su vez, se han establecido formalmente en el fútbol argentino, por ejemplo, le han dado flexibilidad a las ejecuciones de las rescisiones: ahora, las tres partes involucradas (jugador, club de origen y de destino) pueden negociar una rebaja del monto, la posibilidad de pagar en cuotas y hasta la inclusión de objetivos futuros. Además, se establece un techo alto que evita que, al momento de negociar futuras extensiones, el tema deba ser tratado otra vez en detalle.
Hay motivos futbolísticos también para colocar ese valor en la cláusula. En 2024, Dadín explotó en Quinta División con una cifra impactante: 24 goles en un año. Esa performance le abrió las puertas de la Reserva que conduce Marcelo Escudero. Allí debutó en la primera fecha del Torneo Proyección con un gol ante Platense y no paró: en lo que va del 2025 acumula 7 goles y una asistencia en 15 partidos jugados.
Su gol para ganar 2-1 en el último Superclásico de Reserva ante Boca fue un resumen perfecto de sus virtudes y el que lo puso en palabras de los hinchas de River en las redes sociales. Leyó una diagonal de Santiago Lencina, se filtró a la espalda de los centrales y definió de zurda, con un toque sutil que dejó sin opciones al arquero.
Dadín llegó a River tras superar dos pruebas en Mar del Plata, en 2016 y 2017. Y este delantero balcarceño de 19 años, que mide 179 centímetros, tiene como referente a Julián Álvarez, de quien asegura mirar sus movimientos y tratar de replicarlos en la cancha. A su vez, maneja muy bien el cuerpo y los dos perfiles y está dentro de los planes de Diego Placente para el próximo Mundial Sub 20 (se jugará en Chile entre septiembre y octubre). De hecho, ya lo tuvo en la Sub-17.
Dadín comenzó a jugar en Los Patos Fútbol Club, en su Balcarce natal y ahora será el primer jugador de los 100 millones de de euros del fútbol argentino.