Consejos para guardar la lancha en invierno

Consejos para guardar la lancha en invierno


En invierno, muchos navegantes se enfrentan al dilema de qué hacer con sus embarcaciones. ¿Conviene dejarlas en cama seca bajo techo, en playón, en el agua o directamente trasladarlas a otro lugar para reducir costos, ya que durante esta estación la navegación disminuye? Lo primero que debemos considerar es la eslora. Las embarcaciones de mayor porte suelen quedar en espejo de agua por la dificultad de su traslado y porque, en muchos casos, no pueden almacenarse bajo techo. En cambio, las más pequeñas ofrecen más alternativas, aunque no siempre la solución más económica es la mejor.


Muchos creen que llevar la embarcación a su casa durante el invierno es lo más conveniente, pero esto puede generar varios problemas. Para trasladarla es necesario contar con un tráiler; si no se tiene, hay que alquilar uno o conseguirlo prestado, lo que ya implica una complicación. Una vez en el hogar, muchos piensan que ahorrarán dinero, pero no siempre es así.

Los motores deben ponerse en funcionamiento periódicamente, algo mucho más práctico si la lancha está cerca del agua. Si está guardada en un galpón o en casa, es necesario contar con elementos específicos para realizar esta tarea, lo que suele llevar a postergarla. Como consecuencia, al llegar la temporada, es probable que haya que hacer un service más costoso, incluyendo el reemplazo de piezas dañadas por el desuso o problemas con el combustible.


Además, si se decide llevar la embarcación al río para hacerla funcionar, el traslado en tráiler requiere un vehículo adecuado, algo que no todos poseen. Y no todas las guarderías aceptan bajar embarcaciones que llegan desde otros lugares; y, si lo hacen, suelen cobrar por las maniobras, muchas veces a valores elevados. 


Otro aspecto a considerar es qué ocurrirá al final del invierno, cuando queramos volver a dejar la embarcación en la guardería habitual. Es probable que ya no haya lugar disponible, y debamos optar por una alternativa más cara o menos conveniente por atención, servicios o ubicación. En definitiva, lo que al principio parecía un ahorro puede transformarse en un gasto mayor y en un problema operativo. Además, durante el verano podríamos quedar atados a una guardería que no nos satisface, simplemente por no haber mantenido el lugar original durante el invierno.

Costos relativos

Los valores de las guarderías varían notablemente. Se calculan en función de los pies de eslora, la ubicación geográfica, y las instalaciones y servicios que ofrecen. Las situadas en San Fernando y Tigre, por ejemplo, suelen ser más caras por su cercanía a los principales canales y ríos del Delta. Otras zonas, como Benavídez y Villa La Ñata, ofrecen mayor tranquilidad y costos más accesibles, aunque están más alejadas de los centros gastronómicos y de entretenimiento.


Las instalaciones también influyen: algunas cuentan con estacionamiento cubierto, otras al aire libre o con media sombra; los sanitarios y su estado, el servicio de bar o restaurante, son factores clave a tener en cuenta. También deben considerarse las condiciones de acceso: ciertas zonas son propensas a inundaciones temporales o a limitaciones por falta de dragado o altura de cables en los elevadores de costa.


Una vez que estamos en una guardería, es más fácil recorrer otras cercanas por agua y evaluar opciones. Sin embargo, la disponibilidad de espacio –especialmente para esloras grandes– condiciona si podemos optar por galpón cubierto, cama a la intemperie o guardería en el agua. Casi todas las guarderías ofrecen camas para trabajos puntuales, pero no para tareas prolongadas. Para eso existen los varaderos, cuya demanda se incrementa antes del verano. Muchas guarderías cuentan con talleres mecánicos propios, aunque también permiten que cada usuario lleve su técnico de confianza, siempre que respete los tiempos y condiciones de uso de dichas camas.

En definitiva, cada propietario deberá analizar los pros y los contras –el famoso costo-beneficio– según su embarcación, su estilo de uso y su logística. Porque, aunque existen muchas alternativas para la guarda, la clave está en encontrar la más práctica y conveniente para cada caso.

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