del papelón mayúsculo de sus mecánicos al enojo de su principal sponsor

del papelón mayúsculo de sus mecánicos al enojo de su principal sponsor

En todas las escuderías de la Fórmula 1 estaban esperando el receso por el verano boreal. Y después del Gran Premio de Hungría, pilotos, mecánicos, jefes de equipo, asesores y hasta los del catering desaparecerán por dos semanas para no saber más nada de sus trabajos. Una semana después, todo volverá a ser como era antes. Y la semana del 25 de agosto retomarán la actividad hasta que el 31 regrese el Gran Circo a Zandvoort para el Gran Premio de Países Bajos.

¿Felices vacaciones, entonces? Nada de felices para Franco Colapinto, que vivió un domingo aciago desde el lugar que se lo mire en el Hungaroring, ubicado en las afueras de Budapest. No fue tan horrendo el día como el del 6 de julio, cuando en Silverstone el Alpine lo dejó a gamba y no pudo correr el histórico Gran Premio de Gran Bretaña. Pero lo vivido en Hungría fue demasiado en este regreso accidentado del argentino a la Fórmula 1. Porque hubo de todo en la pista y fuera de ella.

Es cierto que Colapinto no le puede escapar a cierta responsabilidad, porque todo lo bueno que había logrado al conseguir el sábado largar desde la 14° posición luego de un viernes para el olvido en los entrenamientos lo complicó él mismo con una mala largada, en la que lo superó Kimi Antonelli, y en una curva que tomó ancha en la mismísima primera vuelta para que se desbarrancara al 18° lugar a poco y nada de las cinco luces verdes. Un comienzo durísimo.

“No fue una mala largada en sí: no tuve nada de grip atrás y me fui afuera en la curva 2. Había ganado algún puesto y después perdí muchos”, explicó con excusas.

Pero el escarnio mayor, que hizo que Franco definiera el día como “un día para el olvido” y “un desastre” fue una vez más lo que pasó con su Alpine. Vaya una aclaración: esta vez la catramina que la dan para correr, de la que su compañero Pierre Gasly también se queja (“Somos demasiado lentos”), no fue la principal responsable de la debacle. Preparen, apunten, fuego… hacia el papelón que hicieron los mecánicos en las dos paradas en boxes para cambiar neumáticos.

Mientras que los de McLaren clavaban 1s9 para sacarle y ponerle las gomas al auto de Lando Norris, a la postre ganador sobre un enojado Oscar Piastri y un feliz George Russell, los mecánicos de Alpine demoraron… ¡11s1 en la primera parada y 7s2 en la segunda! Una falta de respeto profesional. Una mala praxis deportiva.

Pueden fallar una vez. ¿Pero las dos con semejante bochorno?Desde la cámara on board del argentino se pudo ver en ambas ocasiones cómo uno de los mecánicos destinados a cambiar la rueda delantera izquierda hizo bien su trabajo y luego se llevó sus manos a la cabeza. Sí, amigo. Un escándalo.

“Oh, my God!”, lanzó Colapinto cuando se fue la primera vez del box a seguir corriendo. De atrás, porque cada vez que lo retrasaron con los neumáticos volvió último. El problema fue en ambas ocasiones en el neumático trasero derecho. Hermoso todo.

Caída de maduro que en las redes sociales, cloaca fétida de esta era, lloverían los memes irónicos sobre el “trabajo” de los mecánicos de la escudería francesa. Y así fue: los compararon con alguien “haciendo una cama” en un hotel, con el equipo de Boca formado antes de un partido, con forajidos pegándole a un patrullero entrando a un barrio picante, con videos de cambios de gomas en décadas pasadas -que tardaban mucho menos- y hasta con un video viral sobre dos robaruedas afanándose las cuatro gomas de un auto en diez segundos.

“Hay que verlo con los ingenieros, pero paramos muy temprano. Perdimos mucho tiempo -dijo Colapinto-. Tuve como ocho banderas azules porque me pasaron dos veces los mismos, así que habré perdido otros 15 o 20 segundos con eso. No creo que teníamos tan mal ritmo, pero fue la carrera no fue buena: no la ejecutamos bien”.

Más allá de sus errores en la primera vuelta, Colapinto hizo lo que pudo hasta que terminó 19° en la pista, pero por una sanción a Gasly quedó 18°. Una nueva carrera con Alpine en la que sumar puntos es una quimera.

Pero todo no quedó ahí, como si fueran cosas que a todos le pueden pasar. Al finalizar la carrera, Marcos Galperin publicó un irónico mensaje en X (antes Twitter), en referencia a las demoras de los mecánicos de Alpine: “El año que viene voy a tener tiempo para ayudar a cambiarle las ruedas a Franquito un poco más rápido…”.

Si todo ser que tiene un teléfono a mano escribe hoy al instante lo que se le canta en sus redes, sin evaluar las consecuencias, ¿por qué no lo iba a hacer también el fundador de Mercado Libre si al cabo es quien pone flor de tarasca para que Colapinto haya corrido en Williams el año pasado y corra esta temporada en Alpine?

La polémica se agrandó cuando el manager de Franco, Jamie Campbell-Walter, tomó el comentario de Galperin y le metió más leña al fuego: “Me too, we can do it together!” (”Yo también, podemos hacerlo juntos”). Lo ganó el impulso y alguien -o él mismo- se dio cuenta que las relaciones públicas pueden resquebrajarse por un posteo y lo borró.

“A veces no es fácil ver lo positivo, pero encontré algo de consistencia en el auto y eso me dejó contento. Hay que seguir trabajando y mejorar, pero no viene mal un poco de descanso para volver más fuerte”, aseguró Colapinto.

Teléfono para los mecánicos: a ensayar cambio de gomas. De onda.