No es simplemente una movilización por el cambio de marca de ropa, es algo mucho más profundo. La bronca se venía acumulando desde hace mucho tiempo y este lunes se terminó de colmar la paciencia de los hinchas. Autoconvocados y agrupaciones opositoras llamaron a marchar este martes a las 19 en la sede de la Avenida Mitre luego de que la dirigencia tomara la decisión de dejar de vestir Puma y pasar a utilizar Atomik a partir de 2026.

El escandaloso fallo de la Conmebol que dejó a Independiente fuera de la Copa Sudamericana después de la barbarie que se desató en el Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini contra la Universidad de Chile marcó un antes y un después en el club. Ocurrió a nivel institucional y también en el ánimo de los fanáticos. Mientras en el primer semestre hubo pura sonrisas, la situación cambió en la segunda parte de la temporada.

Al tiempo que Julio Vaccari tomó la determinación de dar un paso al costado y se aproximaba la llegada de Gustavo Quinteros, los directivos empezaron a acelerar por el nuevo contrato del proveedor de la indumentaria deportiva. La situación tomó por sorpresa a los hinchas, ya que después de 16 años de ser sponsoreado por la empresa alemana, surgió el rumor de un cambio de rumbo.

Las charlas se multiplicaron en las últimas semanas entre las dos ofertas. Pese a que Atomik había realizado una mejor propuesta económica, las voces estaban divididas en la mesa de dirigentes. El punto cúlmine fue este lunes, cuando se avanzó por romper el vínculo con Puma y avanzar por la llegada de la marca que aterrizó hace poco tiempo en el fútbol argentino y que ya viste a San Lorenzo.

La manifestación por parte de los fanas en las redes por considerar una baja en el prestigio en la camiseta llevó a que agrupaciones políticas de Independiente también se sumaran a la bronca generalizada. En medio de acusaciones por presunto vínculos personas con los dueños de la firma deportiva nacional y de haber dejado de lado la negociación oficial del área de marketing, la situación desencadenó en posturas cruzadas dentro de la propia CD.

Según el acuerdo previo, el cual resta oficializarse, los directivos firmarían un contrato que se extendería por seis años y que comenzaría a regir desde el 1° de enero de 2026, por una cifra más alto (no demasiado) pero sí con mejores plazos en los pagos. De esta manera, Independiente enfrenta un nuevo capítulo de la crisis institucional que se potenció por el fallo adverso de la Conmebol y el pésimo momento futbolístico, en el que se encuentra último en la Zona B y acumula 12 partidos sin ganar, generando el peor arranque de su historia en un campeonato local con nueve fechas sin triunfos.