Los pejerreyes lomo negro de Pila

Los pejerreyes lomo negro de Pila


Laguna La Boca (ex San Lorenzo) ofrece pejerreyes de muy buenos portes, con atractivas sorpresas que llegan al kilo de peso. Ubicada a unos 180 km de la Capital, ya recuperada en su nivel de agua, dispone de buenos servicios y guías calificados que realmente hacen la diferencia. Este maravilloso espejo de aproximadamente 1.200 hectáreas se encuentra entre las localidades de Pila y Castelli, en un entorno ideal para la pesca deportiva. Y finalmente tuvimos la primicia de visitarla en pleno otoño, en busca de los tan preciados flecha de plata. Las ganas no faltaban para empezar con la búsqueda de la especie que convoca a miles de pescadores.

Temprano por la mañana

Antes de llegar, hicimos una parada estratégica en el Km 113 de la Autovía 2, en el tradicional puesto de carnadas El Repollo. Allí nos abastecimos de mojarras medianas de lomo negro para este relevamiento. Luego pasamos a buscar a nuestro amigo y guía Esteban Toffani, referente indiscutido de esta laguna, con grandes antecedentes tanto en pesca de lisas como de pejerrey, y que ya nos había adelantado algunos datos clave. Durante el viaje nos acompañó mi amigo Gastón Cimmino, con quien compartimos historias y unos buenos mates en la ruta.

A las 8 de la mañana llegamos al predio. El día se presentó tal como lo habíamos previsto: con niebla espesa, vientos moderados y temperaturas que arrancaban en los 10 °C, en ascenso. Elegimos comenzar en la zona conocida como Los Duraznillos, a la izquierda del pesquero, donde se concentran muchas carpas atraídas por los frutos de ese arbusto. Armamos líneas de tres boyas (naranja, rojo y amarillo), con brazoladas tramposas de entre 1,20 y 1,50 m. La laguna, alimentada por el arroyo Camarón, tiene un caudal promedio de 2 metros. Cada anzuelo llevaba una mojarra mediana como carnada.

La pesca

Esteban dispone de un tracker de más de 6,50 m con motor de 40 hp totalmente equipado. Usamos cañas largas, de más de 4,50 m, fundamentales por la extensión de las brazoladas. Llevamos variantes de carnada: mojarras saladas teñidas de amarillo, rojo y verde, ya que el dientudo, debido a la baja temperatura del agua, estaba muy difícil de obtener. Los primeros lances fueron exploratorios, buscando distintas profundidades. El primer pejerrey lo sacó Gastón: un ejemplar de unos 35 cm que confirmó la actividad a 1,20 m. La llevada fue lenta, por lo que había que estar muy atentos: las plantas emergentes (los duraznillos) podían jugarnos una mala pasada.

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Esteban, por su parte, con boyas combinadas amarillo y negro, clavó un hermoso ejemplar de 40 cm en una abertura entre plantas. Mientras la mañana avanzaba, él se movía cada 20 minutos con el motor, buscando claros para completar la cuota.

Al mediodía ya llevábamos más de una docena de ejemplares, todos de excelente porte, por encima de los 40 cm. La seguidilla fue constante. Antes de la tarde, ya nos sentíamos realizados, pero decidimos intentar en una costa profunda de pastos, en busca de algún matungo estacionado. Almorzamos a bordo, sin dejar de pescar, anclados en el centro de la laguna. Cambiamos aparejos y bajamos las brazoladas a 1,60 m.

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A las 14 salió el sol y los piques se intensificaron. Logramos capturas sorprendentes de hasta 1 kg. Estábamos en el lugar justo, gracias a la experiencia de Esteban, que no se guarda nada para que el pescador se lleve lo mejor. En la última parada, entre las 16 y 17, nos arrimamos a la zona del tambo, a 300 m de la costa, donde logramos dobletes de gran calidad. El dato final: la mejor carnada fue la mojarra viva teñida de verde.

Instrucciones precisas

Escuchar al guía fue clave: la especie estaba comiendo al ras del fondo, y llegar a la profundidad exacta fue determinante. Con frío, entrada de agua y comportamiento lento, hay que hacer bien los deberes: respetar las brazoladas, encarnar correctamente y seleccionar los ejemplares, devolviendo los que no dan la medida mínima (25 cm).

No hay dudas: esta laguna está muy bien poblada, con ejemplares de hasta 1,3 kg y es una de las vedettes del corredor de la Autovía 2, en un contexto de sequía que no ha afectado su rendimiento. Eso sí: que haya viento es clave para una pesca perfecta.

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Laguna La Boca no es fácil, pero siempre se destacó por pejerreyes y lisas de gran porte. Y atención: se le clavaron tarariras al guía en jornadas de temperaturas medias. ¡Primicia de la revista Weekend para este verano! El espejo, totalmente recuperado, mantiene su nivel gracias a las obras realizadas por sus propietarios.