26/07/2025 18:34hs.
Una de esas frases de cassette que los jugadores repiten hasta el hartazgo es: “Los clásicos son un partido aparte”. Y, en este caso, habría que hacerle caso al pie de la letra: este empate sin goles entre Platense y Argentinos merece quedar bien apartado de la memoria. Fue un encuentro aburrido, apático, chato, completamente predecible y excesivamente trabado. Tan difícil de jugar así como también de mirar.
El fútbol —o eso a lo que ambos intentaron jugar durante los 90 minutos— lo propuso primero Argentinos: apenas comenzó el partido, salió decidido a buscar el gol, mientras Platense se replegó y esperó. Si bien el Bicho logró aproximarse con algo de empuje, el flojo rendimiento individual de sus piezas clave le jugó en contra. Las imprecisiones de Federico Fattori en los controles y pases, sumadas a la falta de profundidad de Alan Lescano y Oroz, derivaron en pérdidas que le permitieron al Calamar adelantarse y empezar a generar peligro. Sobre el cierre de la primera mitad, el local tuvo su chance más clara con un doble remate a quemarropa que exigió al máximo al Ruso Rodríguez, quien terminó convirtiéndose en la figura.
En el segundo tiempo se invirtieron los roles: Platense salió con entusiasmo a buscar el protagonismo, pero sobre el final terminó replegado contra su propio arco, en parte por los cambios que introdujo Nicol Diez. El ingreso de Hernán López Muñoz le permitió a Argentinos recuperar la pelota y volver a merodear el área de Cozzani, aunque sin generar situaciones que realmente incomodaran al arquero Calamar.
Y así se esfumó el partido. Un encuentro que, en cuestión de horas, se hundirá en lo más profundo del olvido popular. Eso sí: ambos equipos tienen cosas para repensar. Platense, más allá de haber logrado una gesta histórica, necesita empezar a sumar de a tres si quiere soñar con revalidar lo conseguido. Argentinos, en cambio, desteñido con respecto al primer torneo, debe recuperar su impronta. Partido olvidable