Siempre trato de dar lo mejor partido tras partido, a veces salen las cosas y a veces no, así es la posición. Trato de que las cosas salgan bien y de darle seguridad al equipo. Terminar con la valla en cero es muy importante”. Una vez más, como en tantísimas tardes y noches de este año, si River no terminó perdiendo el partido fue porque en el arco tuvo a Franco Armani. Una vez más, el arquero ofició de muralla: sus tres atajadas fueron determinantes para que este clásico, el 54° desde que su llegada al club a principios del 2018, termine sin goles.

En el primer tiempo, se hizo grande para dejar sin ángulo a un Mazzantti que se había ido mano a mano y se venía trastabillando. Y ya en el segundo, se puso el traje de superhéroe: a puro reflejo, con su pie izquierdo bloqueó un venenoso centro de Zabala que había superado el cierre de Boselli e, inmediatamente, estuvo muy rápido para tapar también con la misma parte del cuerpo el rebote que le había quedado a Cabral; además, sobre el final, sacó por arriba un tiro desde afuera de Montiel.

Preocupado por un Pezzella al que “le di un fuerte abrazo cuando entré al vestuario” y confiado en que el jueves “a los que le toque, no tengo dudas de que lo va a hacer muy bien”, este 0-0 ante el Rojo le permitió a Armani alcanzar las 29 vallas invictas en clásicos y quedar a una del Fillol, el segundo del ranking del club (lidera Amadeo).